Etiquetado: Filosofía

Pensar la ‘teliatría’ (con Jorge Acevedo Guerra)

«Para Husserl, la Tierra es, ante todo, suelo (Boden); para Ortega, aquello que me sostiene firmemente; para Heidegger, la portadora (Tragende). La Tierra, pues, tendría para los tres cierto carácter de «fundamento» que, por cierto, sería necesario precisar en cada caso. Lo que es claro, no obstante, es que la teliatríaneologismo que remite a Tellus (lat.), Tierra, y a iatreía (gr.), curación, y que convendría poner en uso—, ya tiene cierta base filosófica que, a la postre, puede jugar un papel de la mayor importancia al abordar problemas que afectan hasta a los más alejados de toda teoría.» (p. 3)

Texto completo del profesor chileno aquí.

¿Acción y de ningún modo pensamiento?

Totalmente fortuito, el hecho es que esta jornada me sorprende con la pregunta por el pensar heideggeriana entre las manos. Pese a que, con mucho, excedan las posibilidades de este día, no puedo dejar de compartir alguna de sus reflexiones (I). Después me vengo con algunas paremias totalmente accesorias que me han ido surgiendo (II). Mejor las digo de una vez.

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Agonía, educación moral y optimismo ‘non confeso’ en Emil Cioran

Leer a Emil Cioran mientras atardece entresemana es un ejercicio mucho más gratificante de lo que pudiera parecer a primera vista. De hecho, aunque hay que decir que lo hacíamos sin ningún motivo de congoja fuera de lo normal, cuando el otro día repasábamos las páginas con las que comienza su primera obra (En las cimas de la desesperación, 1933) terminábamos por compartir algunas carcajadas a la salud del venerable especialista de la muerte. Ahora, más que nada por contrastar su pretendida hilaridad, quería comentarles dos de las ideas relativamente sostenibles que nos surgieron durante aquel rato.

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El misterioso ‘ursucéfalo’

(Sobre lo que la ecología, a veces, no es)

«Una ensordecedora algarabía llegó entonces del lado donde tienen sus jaulones los simios. Eran los cinocéfalos que representaban su tenaz comedia religiosa, saludando entre ridículos saltos, un rayo del sol dorado y nuevo que se quebraba en los hierros de su jaula» (Ortega y Gasset, O.C. ed. Taurus, T. VII, p. 37).

 

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[…]

Os enlazo un breve ensayo sobre la «paradoja del ursucéfalo»; trata de una propuesta cultural que en su trasfondo pretende ser ecologista y en realidad no lo es. Resta decir que no es el único comportamiento en detrimento del ecologismo, ni el que mayor impacto tiene, lo importante es que lo llevan a cabo pseudoecologistas -en realidad casi participes de una ecología muy profunda- que se autoengañan.

(Un abrazo muy fuerte para los que, pese a todo y aunque tal vez no volviéramos a ir, allí estuvimos cuando el bosque nos habló…)

Leer el artículo en El Librepensador

frag.: «…esto es lo que de algún modo puede considerarse una disrupción herética de su propio dogma: una herejía. Pensar por el oso, implica más bien comprender la necesidad de preservar las condiciones de estabilidad favorables a su conservación como especie; los asistentes y organizadores del festival, deberíamos haber valorado las posibilidades de materializar una celebración de esas dimensiones sin alterar negativamente las condiciones del ecosistema receptor

Pensando para el mundo de los vivos, aunque desde una isla y entre muertos

Caronte isla de muertos

Composición a partir de «La isla de los muertos» y «La barca de Caronte».

«La filosofía no es un decir a otro, sino un decirse a sí mismo. No es faena de sociedad, sino menester de soledad. Filosofía es una especie de robinsonismo. Lo específico estriba en que el Robinsón filosófico no vive en una isla desierta, sino en una “isla desertada”, cuyos habitantes anteriores han muerto todos. Es la Isla de los Muertos: de los filósofos muertos, únicos compañeros de que la filosofía, en su soledad, ha menester y con quienes tiene trato» (Ortega y Gasset, La idea de principio en Leibniz y la evolución de la teoría deductiva).

Esta entrada está pensada para defender a un colega Robinsón que se enzarzaba en una difícil discusión de la que, por otra parte, no tomaré yo partido. El caso es que mi colega, y lo digo en el sentido de que lo siento cercano por su ánimo de pensamiento crítico, respaldaba su opción respecto de las próximas elecciones europeas –recuerden que ‘hoy’ estamos en mayo de 2014- en la lectura de textos clásicos que viene realizando. Al margen del desarrollo de dicha discusión, que versaba entre votar o no, me llamó la atención la reaparición de un par de comentarios en mi opinión bastante manidos.

El primero fue la afirmación, como un gran descubrimiento, de que los libros también están manipulados. En efecto, yo todavía no he podido escribir lo que se dice un “libro completo”, aunque no me falta material disperso para reunir un buen legajo; no obstante, puedo, y lo mismo harían muchos de ustedes, decir con toda seguridad que sí, que cada una de las frases que escribo está severamente manipulada, paladeada, degustada, dicha y redicha, repensada hasta el punto que me acuesto y fragmentos de lo que vengo de escribir me asaltan obsesivamente y me reclaman que los considere. Además, en última instancia, cualquier autor, que no digo que yo lo sea, sueña con que sus libros sean posteriormente muy manipulados por todos aquellos/as lectores/as que pudiera encontrarse en el camino de su distribución. Otro asunto muy distinto es la medida en que los autores que uno lea estén manipulados, o sea si alguien les ha pagado por poner en texto lo que ponen. En definitiva, la misma idea de ‘libro’ es de por sí una manipulación, en tanto que proyecto compuesto por un relativo objetivo performativo. Todo mensaje es una manipulación, pero a dos bandas: emisor y receptor; más le vale al último abordar los libros con la perspectiva crítica adecuada, pues, todo sea dicho de paso, ningún libro deja de enseñarte algo, aunque sea ‘rebeldía’ y, por mi parte sí, revolución.

El segundo argumento fue una frase que no era la primera vez, ni mucho menos, que veía: «La vida está ahí fuera, con las personas, no entre libros y cuatro paredes». En principio, nada que objetar; aunque la vida, o al menos lo que se dice “mi vida”, creo que también está dentro de mí mismo y no tanto con las personas, pues estaría yo muerto de ser así. Tenemos así en primer lugar que el filósofo, o más bien diremos el pensador, no está totalmente desvinculado del mundo de la vida cuando se aísla a meditar, pues él mismo es unidad indivisible del holón ‘vida’–decimos ‘unidad’ por decir algo, pues consideren la cantidad de microorganismos que sobreviven (¡y que nos ayudan a sobrevivir!) gracias a su parasitarnos, ya sea en nuestros intestinos, en las escamas de nuestra piel, etc….-. Pero esta frase permite más desarrollo. Dicha así podría llevarnos a creer que el pensador es un ente aislado y recluido, como decía, entre cuatro paredes. Bueno, puedo hablar por mí y mi tema, de mi libro todavía no y por ello permaneceré en la estancia aunque no se hable de él, para discutir la futilidad de semejante afirmación.

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Videoarte reivindicativo: la ecología de John Zerzan

Lo diremos por vigésimo primera vez, en la entrada 101 de nuestro phrontisterion: hay que decrecer, hay que despertar de la tecnoutopía del engañoso y malvado ecocapitalismo.

john Zerzan, ecology, ecología

Últimamente, pocos documentos, a excepción de algún texto de David Graebber y la excelente compilación Pensar desde la Izquierda, han conseguido engorilarme en la medida en que lo ha logrado hacer la pieza de videoarte Surplus: terrorized into consumers (online subt.) Sigue leyendo

Corollarium al conjuro de Ortega

Nunca ha sido bueno atiborrarse de fluido, ni aunque este venga recomendado por el mismísimo García, pues, ya saben, los ‘anacronópatas’ beben y beben y nuestro Phrontisterion los transporta donde él quiere. Hoy trato de centrarme en el tema que, en algún momento, habré de defender: La ecología de José Ortega y Gasset. Debo a partir de ahora, y ya desde entonces, algunas respuestas e interesantes conversaciones en red, a algunos lectores de este breve blog.

endorcismo

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Anástasis televisada (Disolución de la historia por transfusión de tecnología)

A propósito de la Anástasis que se celebra en estos días, la nave del phrontisterion emprende un nuevo viraje retrospectivo. Imaginen, como en El video Jesús (Andreas Eschbach), que alguien consigue retroceder al pasado para tomar unas imágenes de Jesús de Nazaret. El argumento del libro de Eschbach, relata la lucha que comenzará entre distintos grupos, por apoderarse (del poder) de estas imágenes. No dudamos en que la difusión de las mismas revolucionarían el curso de la  historia de la humanidad: muchas preguntas podrían ser entonces contestadas.

Sin embargo, creo que la citada novela no explota al máximo la idea que plantea. Me gustaría añadir -a partir de una licencia esencial, en la que el camarógrafo time traveler pudiera volver al punto de partida- dos dimensiones del cumplimiento de esta posibilidad: una cómica, siempre desde el respeto formal; otra dramática, con menos concesiones a la corrección.

Tron Jesus

 

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Imagen de la posibilidad de una política prefigurativa en España

Muchos/as de vosotros/as sabeís que últimamente estoy bastante interesado por la noción de política prefigurativa. Costaría líneas y líneas introducirnos en este tema, que nace de la exégesis bíblica, por ejemplo, en Isidoro de Sevilla (Cartagena, 556- Sevilla, 636), para reformularse y aplicarse a una política concreta en la línea que inaugura Karl Marx (su rastro continúa en Lenin, Bloch, Gramsci y, sí, Slavoj Zizek [muy recomendable El año que soñamos peligrosamente]). Os recomendaría que leyerais a Joel Kovel (especialmente, The enemy of nature) para aproximaros a esta idea desde la perspectiva ecosocialista, y que el sufijo que acompaña -socialista- no fuera un factor que os desanimara, socialismos hay muchos y de muy diverso tipo.

De todos modos, vale la pena destacar una de sus carácterísticas, que hoy viene muy bien ilustrada por una imagen en el diario Público. Una de las estrategias más útiles de la política prefigurativa, es su interés por encontrar proyectos políticos y vitales en los que puedan confluir la gran mayoría de Nuevos Movimientos Sociales, o cualquiera de los individuos que preferiría un viraje en la orientación del poder planetario.

Personalmente, pongo en duda muchos de los ‘links’ que se establecen en la ilustración, sin embargo, es sin duda la prueba irrefutable de que existen nexos comunes en los que, por recuperar el ánimo de Isidoro de Sevilla, las clases subalternas querrían comulgar, confraternizar. Existen proyectos, existen alianzas preciosas, ahora deberíamos ir allí donde vemos señales de un posible cambio, allí donde asoma un horizonte todavía esperanzado.Imagen