Categoría: La Paralaje Ecológica

Francisco Giner de los Ríos

Efemérides de Francisco Giner de los Ríos. Un pionero ecologista ibérico

«Con todos los seres naturales, desde la planta al animal, nos hallamos obligados jurídicamente, de modo que usemos de ellos para fines tan sólo de razón, no ya por mero deber hacia nosotros mismos, o para con Dios, sino para ellos y su propio derecho.» (Giner de los Ríos, rondando 1890)

En el 175 aniversario de su nacimiento…

Francisco Giner de los Ríos

Francisco Giner de los Ríos, gran maestro reconocido por Ortega y Gasset, fue uno de los primeros intelectuales españoles que se desmarca del conservacionismo forestalista (casi siempre marcado por el utilitarismo y la visión económica) para dar paso a una nueva ecología basada en la noción de paisaje (con un profundo sentido estético y, ojo, espiritual, de filia hacia el paisaje). Giner de los Ríos ocupa, sin duda, lugar especial en el panteón ecologista ibérico. Como se ve en la entradilla, Giner tenía un punto de vista muy actual, y todavía harto polémico, acerca de las ‘obligaciones’ hacia los habitantes del ecosistema. Y eso sin hablar de su papel en la renovación pedagógica de España, su activismo político, etc., etc., etc…

Francisco Giner de los Ríos

Francisco Giner de los Ríos

Ortega le dedicó un desgarrado texto a su muerte -que se puede leer en el T. VII de las O.C.-  «La fuente a muerto» y afirma «ha sido don Francisco Giner de los Ríos el único manantial de entusiasmo que hemos hallado en nuestro camino» (p. 403).

Acá les dejo algunos enlaces sobre su proyecto político, su relación con Ortega y su ecología.

Superhumanos según el ‘think-th(b)ank’. Transhumanismo y Fundación Bankinter

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Estoy de acuerdo en la ‘extranaturaleza‘ que, de por sí, posee el ser humano; pero esto tal vez sea excesivo. Siendo además una investigación avalada y alabada por una fundación bancaria, todo nos conduce de nuevo hacia la idea de «tecnoricos vs. tecnopobres»… Juzguen ustedes mismos/as:

«Esta publicación, reflejo del análisis realizado en la XXI reunión del Future Trends Forum celebrada en Madrid en diciembre de 2013, recoge las capacidades humanas que queremos alcanzar (o ya estamos alcanzado)  para ser Superhumanos. Capacidades que analizadas desde diversos puntos de vista: científico, tecnológicos pero también empresarial, ético y filosófico; y no sólo sobre el impacto que en el Humano sino cómo cambiaran nuestras relaciones sociales y nuestra humanidad.»

Acceso al documento completo, un pdf con muchos colorines.

El misterioso ‘ursucéfalo’

(Sobre lo que la ecología, a veces, no es)

«Una ensordecedora algarabía llegó entonces del lado donde tienen sus jaulones los simios. Eran los cinocéfalos que representaban su tenaz comedia religiosa, saludando entre ridículos saltos, un rayo del sol dorado y nuevo que se quebraba en los hierros de su jaula» (Ortega y Gasset, O.C. ed. Taurus, T. VII, p. 37).

 

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[…]

Os enlazo un breve ensayo sobre la «paradoja del ursucéfalo»; trata de una propuesta cultural que en su trasfondo pretende ser ecologista y en realidad no lo es. Resta decir que no es el único comportamiento en detrimento del ecologismo, ni el que mayor impacto tiene, lo importante es que lo llevan a cabo pseudoecologistas -en realidad casi participes de una ecología muy profunda- que se autoengañan.

(Un abrazo muy fuerte para los que, pese a todo y aunque tal vez no volviéramos a ir, allí estuvimos cuando el bosque nos habló…)

Leer el artículo en El Librepensador

frag.: «…esto es lo que de algún modo puede considerarse una disrupción herética de su propio dogma: una herejía. Pensar por el oso, implica más bien comprender la necesidad de preservar las condiciones de estabilidad favorables a su conservación como especie; los asistentes y organizadores del festival, deberíamos haber valorado las posibilidades de materializar una celebración de esas dimensiones sin alterar negativamente las condiciones del ecosistema receptor

Videoarte reivindicativo: la ecología de John Zerzan

Lo diremos por vigésimo primera vez, en la entrada 101 de nuestro phrontisterion: hay que decrecer, hay que despertar de la tecnoutopía del engañoso y malvado ecocapitalismo.

john Zerzan, ecology, ecología

Últimamente, pocos documentos, a excepción de algún texto de David Graebber y la excelente compilación Pensar desde la Izquierda, han conseguido engorilarme en la medida en que lo ha logrado hacer la pieza de videoarte Surplus: terrorized into consumers (online subt.) Sigue leyendo

Corollarium al conjuro de Ortega

Nunca ha sido bueno atiborrarse de fluido, ni aunque este venga recomendado por el mismísimo García, pues, ya saben, los ‘anacronópatas’ beben y beben y nuestro Phrontisterion los transporta donde él quiere. Hoy trato de centrarme en el tema que, en algún momento, habré de defender: La ecología de José Ortega y Gasset. Debo a partir de ahora, y ya desde entonces, algunas respuestas e interesantes conversaciones en red, a algunos lectores de este breve blog.

endorcismo

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Un mantra termodinámico malintencionado

Es posible que conozcas la primera ley de la termodinámica: «La energía ni se crea ni se destruye, sólo se transforma».

Esta afirmación da gozo, es decir, es como una exoneración al dispendio y la crematística energética…pues nunca estaremos destruyendo energía, sino transformándola. El problema real , reside en la entropía (S): cuando consumimos energía (recursos, fuentes, etc.) en el inevitable metabolismo de la sociomasa, efectivamente, transformamos la energía, pero en ese proceso de transformación, sucede un aumento de los niveles de la entropía del sistema general (el planeta). En el archiconocido proceso, lo que sucede entonces, es que la energía es transformada en formas menos útiles para producir trabajo y, por lo tanto, muchos menos válidas para la civilización humana.

Podría decirse, a grandes rasgos y sin ningún rigor científico empírico por mi parte, que la energía se ‘degrada’ para su utilidad humana. La cosa ya no es tan alegre como la mera transformación, hay pérdidas irreversibles.

termodinamics

Esclavos del fermento. Receta de biopolítica contra la tiranía de la levadura

Una buena receta, o más bien una propuesta, para la biopolítica capaz de elevarse hasta la altura de los tiempos a los que se enfrenta, es, sin lugar a dudas, buscar una fermentura mitológica que se ajuste a los límites biofísicos del planeta: ni prometeica, ni cornucopiana…

Porque no sólo de textos vive el hombre: dos apuntes sobre cómo hacer pan anti-capitalista con una truñilex, mientras tratas de salvar el mundo de la catástrofe ecológica.»

Entrada completa en: «Esclavos del fermento…» (ellibrepensador.com)

pan

Resistir a la hipótesis de la «colisión termo/gen» (Thermo/Gene Collision)

Las sociedades humanas, tomada “la civilización” por sus partes, son un caso muy particular de entre el catálogo de los sistemas vivos autorganizados. La peculiaridad es que su desarrollo no sólo responde a cambios, estímulos o impulsos por mor de su naturaleza, pues es también capaz de modificar los vectores de su comportamiento en base a la alquimia del lenguaje (logos) que realiza. El uso de la palabra, le da al humano la capacidad de crear instituciones acumuladoras de información, y estas le permiten la posibilidad de poder decidir y actuar de una manera consciente, es decir, en base a un plan de acción determinado a sus objetivos (telos). No se encuentra ningún ejemplo similar, capaz de participar de esta fabulosa capacidad para organizarse y mutar de la sociedad humana, en la retahíla evolutiva: es por tanto muy posible que no haya leyes generales que expliquen la organización y el cambio propio de nuestras sociedades.

Una consecuencia de lo anterior, es que es inútil buscar leyes y determinismos naturalistas para orientarnos en el despliegue civilizatorio apropiado para continuar la historia. Más bien, como han explicado diversos especialistas en sociología y medioambiente (entre ellos, Ernest García), el cambio de las sociedades responde a la evolución cultural, y no tanto a la natural. Sin embargo, resulta preferible por evitar confusiones respecto de una idea de “evolución cultural”, hablar de «cambio social, o simplemente de historia» -como decía Ernest en una de sus clases-.

Este es un argumento a favor de una conocida y denostada afirmación orteguiana que se puede resumir en que “el hombre tiene historia y no naturaleza” (Ortega y Gasset, O.C., Taurus, T. V, p. 343.). Veamos por qué. Ernest García, para posicionarse de la manera que anteriormente hemos mencionado, ha tomado a las sociedades como entidades vivas, como puras corporaciones, remarcando que en ellas, los cambios no se dan según una naturaleza, sino en base a variaciones en el uso del lenguaje y del pensamiento en general. No cabe duda de que las corporaciones inmediatamente inferiores que constituyen las sociedades humanas, son las generaciones de individuos que se entrecruzan durante el despliegue cronológico. De este modo, la única manera de anticipar, o tratar de esbozar un patrón de conductas, es observar la historia de estas sociedades, los diferentes vientos que ha propiciado el paso sucesivo y solapado de generaciones y generaciones de humanos -¿algo así, limadas sus asperezas, como el método histórico de las generaciones?-.

No obstante, cabe la pregunta acerca de qué alienta esa historia, cual es el material básico que suscita la dinámica histórica generacional -habiendo descartado, tal vez demasiado pronto, un fantasma biológico como demiurgo del sistema-; sencillamente, diríamos que son los genes, con toda su problemática. Tal vez conozcan la hipótesis de la colisión termo/gen (Jay Hanson, “Thermo/Gene Collision – On Human Nature, Energy, and Collapse”, The Social Contract, vol. 17, nº 3, 2007. Disponible online: http://www.thesocialcontract.com/artman2/publish/tsc1703/tsc_17_3_hanson.shtml), en ella se nos advierte de la profunda disonancia entre las características de un sistema como el termodinámico (limitado e irreversible), y las clausulas de protección de la impronta genética (ilimitado y potencialmente indefinido). Si es cierto que el egoísmo lleva al gen a desear acaparar el universo, lo es también que pronto no habrá universo suficiente para tanto egoísmo: «cuando nuestro subconsciente sienta que es mejor para nuestra salud mentir, engañar, robar, violar o matar, entonces lo haremos. Es nuestra herencia genética» (Hanson 2007, último párrafo); o como puntualiza García:

«La expresión alude al cruce entre las leyes de la termodinámica (que causan que la provisión de recursos sea cada vez menor) y los impulsos genéticos (que reclaman siempre más y más). (…) El resultado es que una situación caracterizada por la sobrepoblación y por el declive en la oferta de recursos desemboca necesariamente en una desorganización catastrófica. La conservación del orden social requeriría más y más cooperación, pero los individuos están programados genéticamente para reducir la cooperación y perseguir ventajas adaptativas. Los poderosos recurrirán entonces a todos los medios a su alcance –incluyendo las armas nucleares– para incrementar su porción en el reparto y para mantener las jerarquías sociales.» (Ernest García,  (2007). «Los límites desbordados. Sustentabilidad y decrecimiento». Trayectorias, 9(24), 7-21, p. 15).

Según veíamos, el humano debe realizar un triple salto mortal (desde la cima de diversos trampolines fáusticos): sobrevivir a un ecosistema finito, irreversible y hostil; sobreponerse a los límites biofísicos que le impone su propia naturaleza (en inextricable vínculo con el ecosistema); y solazar los ímpetus metafísicos de las cláusulas de protección inscritas en su genética –decimos metafísicos por cuanto rebosan las fronteras físicas y termodinámicas, según señalaba la hipótesis termo/gen-. Hemos de recurrir, forzosamente, a una nueva filosofía “capaz de hacerse”, con todas sus implicaciones sociales, políticas, económicas, etc.

«Il y avait un jardin….» Georges Moustaki (Giuseppe Mustacchi) cantando a las generaciones futuras

También Moustaki cantaba a la ecología, la justicia social y las generaciones futuras en 1971. Una píldora sobre esta canción donde, poco antes de la publicación del informe Meadows sobre los límites al crecimiento,  el cantante se dirige a los niños y las niñas de un futuro en el que la tierra ya no es como era: «ni un paraiso, ni un infierno…»

Il y avait un jardin. Georges Moustaki. Subtítulos en español