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Agonía, educación moral y optimismo ‘non confeso’ en Emil Cioran

Leer a Emil Cioran mientras atardece entresemana es un ejercicio mucho más gratificante de lo que pudiera parecer a primera vista. De hecho, aunque hay que decir que lo hacíamos sin ningún motivo de congoja fuera de lo normal, cuando el otro día repasábamos las páginas con las que comienza su primera obra (En las cimas de la desesperación, 1933) terminábamos por compartir algunas carcajadas a la salud del venerable especialista de la muerte. Ahora, más que nada por contrastar su pretendida hilaridad, quería comentarles dos de las ideas relativamente sostenibles que nos surgieron durante aquel rato.

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Pensando para el mundo de los vivos, aunque desde una isla y entre muertos

Caronte isla de muertos

Composición a partir de «La isla de los muertos» y «La barca de Caronte».

«La filosofía no es un decir a otro, sino un decirse a sí mismo. No es faena de sociedad, sino menester de soledad. Filosofía es una especie de robinsonismo. Lo específico estriba en que el Robinsón filosófico no vive en una isla desierta, sino en una “isla desertada”, cuyos habitantes anteriores han muerto todos. Es la Isla de los Muertos: de los filósofos muertos, únicos compañeros de que la filosofía, en su soledad, ha menester y con quienes tiene trato» (Ortega y Gasset, La idea de principio en Leibniz y la evolución de la teoría deductiva).

Esta entrada está pensada para defender a un colega Robinsón que se enzarzaba en una difícil discusión de la que, por otra parte, no tomaré yo partido. El caso es que mi colega, y lo digo en el sentido de que lo siento cercano por su ánimo de pensamiento crítico, respaldaba su opción respecto de las próximas elecciones europeas –recuerden que ‘hoy’ estamos en mayo de 2014- en la lectura de textos clásicos que viene realizando. Al margen del desarrollo de dicha discusión, que versaba entre votar o no, me llamó la atención la reaparición de un par de comentarios en mi opinión bastante manidos.

El primero fue la afirmación, como un gran descubrimiento, de que los libros también están manipulados. En efecto, yo todavía no he podido escribir lo que se dice un “libro completo”, aunque no me falta material disperso para reunir un buen legajo; no obstante, puedo, y lo mismo harían muchos de ustedes, decir con toda seguridad que sí, que cada una de las frases que escribo está severamente manipulada, paladeada, degustada, dicha y redicha, repensada hasta el punto que me acuesto y fragmentos de lo que vengo de escribir me asaltan obsesivamente y me reclaman que los considere. Además, en última instancia, cualquier autor, que no digo que yo lo sea, sueña con que sus libros sean posteriormente muy manipulados por todos aquellos/as lectores/as que pudiera encontrarse en el camino de su distribución. Otro asunto muy distinto es la medida en que los autores que uno lea estén manipulados, o sea si alguien les ha pagado por poner en texto lo que ponen. En definitiva, la misma idea de ‘libro’ es de por sí una manipulación, en tanto que proyecto compuesto por un relativo objetivo performativo. Todo mensaje es una manipulación, pero a dos bandas: emisor y receptor; más le vale al último abordar los libros con la perspectiva crítica adecuada, pues, todo sea dicho de paso, ningún libro deja de enseñarte algo, aunque sea ‘rebeldía’ y, por mi parte sí, revolución.

El segundo argumento fue una frase que no era la primera vez, ni mucho menos, que veía: «La vida está ahí fuera, con las personas, no entre libros y cuatro paredes». En principio, nada que objetar; aunque la vida, o al menos lo que se dice “mi vida”, creo que también está dentro de mí mismo y no tanto con las personas, pues estaría yo muerto de ser así. Tenemos así en primer lugar que el filósofo, o más bien diremos el pensador, no está totalmente desvinculado del mundo de la vida cuando se aísla a meditar, pues él mismo es unidad indivisible del holón ‘vida’–decimos ‘unidad’ por decir algo, pues consideren la cantidad de microorganismos que sobreviven (¡y que nos ayudan a sobrevivir!) gracias a su parasitarnos, ya sea en nuestros intestinos, en las escamas de nuestra piel, etc….-. Pero esta frase permite más desarrollo. Dicha así podría llevarnos a creer que el pensador es un ente aislado y recluido, como decía, entre cuatro paredes. Bueno, puedo hablar por mí y mi tema, de mi libro todavía no y por ello permaneceré en la estancia aunque no se hable de él, para discutir la futilidad de semejante afirmación.

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Francisco de Asís o la metáfora del fracaso ante la institucion antropofágica del capitalismo verde

Arnold B_cklin - St_ Anthony preaches the fish

Es difícil creer en un papa de la Naturaleza, los pobres y los oprimidos, cuando este recibe a un siervo de Lucifer como vocero de la igualdad y la reparación de la injusticia[2]. Un complicado entramado subyace a esta actualidad en la que un idealista atormentado y llagado, es reclamado como representante de una institución agonizante.

 

El nombramiento de un ‘papa’ bajo el signo de Francisco responde a un intento de la Iglesia por reconectar con un medio que le es cada vez más ajeno y que encaja menos con sus anquilosadas instituciones. Sorprendentemente Jorge Mario Bergoglio, y su comité, parecían dar muestras de querer emular la biografía política de su referente: mensajes a favor del ecologismo, la consideración del sacerdocio femenino, la justicia social, etc.… Sin embargo, lejos de ser un acontecimiento feliz, esta invocación ahora nos sugiere dos cargas de negatividad -más allá de lo que supone la existencia de una Iglesia universal que continua siendo como la de Inocencio III-: por un lado el diagnóstico de una situación global riesgosa ecológicamente y, por otro, la confirmación de una revolución de nuevo fallida.

 

Digamos sin tapujos que Giovanni Bernardone, el humano converso en Francesco d´Assisi, se ‘cagó’ en el papa de su época y que no fueron ni una ni dos las ocasiones en que organizó alguna trifulca a modo de protesta (despelotándose, organizando silenciosas manifestaciones o predicando desquiciadamente a los pájaros). No obstante, no siempre le duro la gracia al pobre hombre y veremos donde quedó la radicalidad de su original “fraternidad cósmica”. Es desde aquí que hablaremos del fracaso de la fraternidad franciscana original como la prefiguración de una ecología que se vende al capitalismo; pero lo que nos interesa de esto por el momento es la evidente contradicción que supone esta maniobra de la curia romana y lo alejado que esto quedaría del ideal primitivo de Francisco: es por esto que decimos que el fracaso de la fraternidad es la metáfora de la institución antropofágica (aquella capaz de engullir al ente revolucionario surgido en su seno, para regurgitarlo en la forma del profeta de su causa).

 

Incluso Slavoj Zizek, uno de los críticos -no especializados- de la ecología política contemporánea más lúcido, nos habla de Francisco (como tambien hicieran Scheler, Ricoeur, Ortega o Francisco Fernández Buey –cada uno en su discurso). Zizek destaca de este santo el periplo de la situación ‘política’ de su grupusculo revolucionario:

 

«…los auténticos herejes son sencillamente aquellos que rechazan esta solución de compromiso [que todo edifico ideológico necesita para ubicar su lugar hegemónico y legitimizar sus relaciones de poder], manteniéndose pegados al mensaje original-. (Recordemos el destino de San Francisco: por insistir en el voto de castidad de los verdaderos cristianos, por rechazar la integración en el edificio social existente, estuvo a punto de ser excomulgado- no fue acogido en el seno de la Iglesia más que después de hacer los “arreglos” necesarios, que limaron esa aspereza que suponía una amenaza para las relaciones feudales existentes-.)»[3]

 

Es precisamente en estos ‘arreglos’ donde reside el peligro de que un planteamiento ‘herético’ como la ecología, devenga mero capitalismo verde y sirva para insuflar vida a este cadáver insepulto que continuará alimentándose de nuestra persona y nuestro medio. Zizek se ha encargado de advertirnos de ello repetidamente, al través de prácticamente cada libro (a modo de ejemplo, referencia o escatología) o en los millones de streams en la red. Corremos el riesgo de vernos cegados por un nuevo opio de las masas: una ecología del miedo. Curiosamente, parece que de nuevo parafraseando a Hölderling, en la misma escatología cristiana reside, para Zizek, la salvación:

 

«Actualmente hay por lo menos cuatro versiones diferentes del apocaliptismo: el fundamentalismo cristiano, la espiritualidad de la Nueva Era, el poshumanismo tecnodigital y el ecologismo secular. Aunque todas comparten la noción básica de que la humanidad se está aproximando a un punto cero de trasmutación radical, sus respectivas ontologías difieren radicalmente: el apocaliptismo tecno-digital (del que Ray Kurzweil es su principal representante) permanece dentro de los confines del naturalismo científico, y percibe en la evolución de la especie humana los contornos de nuestra transformación en ‘poshumanos’. La espiritualidad de la Nueva Era da a esta transmutación una vuelta más, interpretándola como el cambio de un modo de “conciencia cósmica” a otro (normalmente un cambio desde la posición del dualismo mecanicista moderno a otra posición de inmersión holística). Los fundamentalistas cristianos, desde luego, consideran el apocalipsis en términos estrictamente bíblicos, es decir, buscan (y encuentran) en el mundo contemporáneo señales de que la batalla final entre Cristo y el Anti-Cristo es inminente. Por último, el ecologismo secular comparte la posición naturalista del poshumanismo, pero le da un giro negativo: lo que nos espera, el “punto omega” al que nos estamos aproximando, no es una progresión a un nivel ‘poshumano’ superior, sino la catastrófica autodestrucción de la humanidad. Aunque el apocaliptismo fundamentalista cristiano se considere el más ridículo y peligroso por su contenido, sigue siendo la versión más cercana a una lógica emancipatoria radical ‘milenaria’. Por ello la tarea consiste en llevarlo a un contacto más estrecho con el ecologismo secular, concibiendo así la amenaza de aniquilación como la oportunidad para una renovación emancipatoria radical.»[4]

 

Aunque tal vez esta sea una opción -afortunadamente no la única para abordar la crisis ecológica-, lo impepinable es que como Jacques Le Goff opina el papa Jorge Mario Bergoglio nunca tendrá el carácter de Francisco[5]. ¿Porqué? sencillamente porque san Francisco fue un místico y la figura que conservamos del mismo un mito, lo auténtico fue un hombre seguramente maloliente, taciturno y propenso al histerismo que luchó primero por su propia redención y luego por la de sus hermanos. No obstante, podemos recuperar la figura del hombre Giovanni Bernardone como un proto-trabajador social y un poeta rebelde y bohemio del siglo XIII que se preocupó de algo más que de envilecer su panza y su lujuria.

 

Queda pendiente una revisión de la verdad en el mito de Francisco como “patrón celestial” de los ecologistas, sin embargo, es evidente que como constatamos en el absoluto fracaso de su fraternidad -que se materializa en la reencarnación papal de su figura, algo así como el nacimiento del anti-alter cristus-, no es a este santón fracasado a quién necesitan ni la ecología ni los pobres del mundo. Cuidado pues, con los falsos profetas contemporáneos que se ciñen a los designios de la bóveda celestial para emitir sus juicios morales.

 

De ser fieles a su espíritu (el de Giovanni), la Iglesia tendría un Francisco que hace tiempo que se habría despelotado contra la especulación capitalista… sin olvidar a una Clara militante de las Femen.

Joshua Beneite Martí

NOTAS:

 

[2] http://www.elespectador.com/noticias/elmundo/papa-francisco-se-entrevista-el-presidente-del-banco-mu-articulo-455010

[3] Zizek, S. (2004). Amor sin piedad. Hacia una política de la verdad. Madrid: Síntesis, p. 16.

[4] Zizek, S. (2009). Primero como tragedia, después como farsa. Madrid: Verso, p. 62.

[5] Le Goff, J. (24-3-2013) en El Mundo.

Dos nuevos artículos de la «factoria Dobson», eco-política y filosofía (Dobson et al, 2013)

Son bastante interesantes, se enmarcan dentro del giro contremporáneo de la ecología política, que vuelve hacia una consideración positiva del estado, sin embargo, no todo estado vale (afortunadamente) y acá desmontan las iniciativas de su propio gobierno (Cameron y cia) y recalcan el contenido crítico y emancipador del ecologismo.

Para ver los borradores:

Big Society, little justice? Community renewable energy and the politics of localism. http://www.esci.keele.ac.uk/recckn/downloads/Big%20society%20little%20justice.pdf.

Community Knowledge Networks: An Alternative approach to energy use and justice. http://www.esci.keele.ac.uk/recckn/downloads/Community%20Knowledge%20Networks.pdf.

Pequeña reseña (en curso):

El primer artículo va en contra de la tendencia a replegarse en comunidades reducidas para gestionar nuestros recursos energéticos y solucionar los percances ecológicos. La retórica de la Big Society, “El giro localista” (Localist turn), ignoran la dimension transnacional de los problemas. El giro de las politicas hacia los ajustes localistas es falso, opera bajo el signo de la empoderación y la libertad, pero ignora serias cuestiones de justicia. El problema es la desconexion y la fragmentacion en el plano de la responsabilidad ecológica y el abastecimiento energético que son peligrosos, de nuevo reafirman las fronteras infranqueables de la reciprocidad.

Text:

«While more organised groups and communities will potentially benefit from schemes such as BSC (and even the revised feed-in tariff) and will pursue community energy schemes, the communities which are not well resourced or ‘self-activated’ may slip even further behind.»

«We argue that the potential for BS Localism to exacerbate ‘energy inequalities’ raises serious concerns over distributional justice.»

El segundo artículo curiosamente presenta un canto hacia la comunidad, pero no una comunidad aislada, sino una gran comunidad de conocimiento humano compartido. Es una apuesta por la filosofía de la sociedad, la red de conocimiento compartido, los nodos de convergencia, las perspectivas, el pensamiento. Además, pone en cuestión las formas tradicionales de compartir información, asi como las creencias o las ideas.

El problema del enfoque del gobierno es que refuerza el individualismo, cree que saturando de ‘información’ a los individuos sabrán gestionar mejor sus consumos, pero ignora la necesidad de añadir las perspectivas de algunos sectores (“de todos los afectados por la politica energética”).

Como temia Carme Melo Escrihuela, la carga se dirige contra los individuos y no la asume un estado perezoso y cabrón.

Aquí la comunidad se opone al individualismo y conocimiento a mera información y, la noción de re-conocimiento juega un papel fundamental en la justicia.
Además, este enfoque funciona con la idea de que se deben reforzar los vinculos ya existentes entre los pueblos, y si fuera necesario cultivar una serie de creencias nuevas para el orden ecológico. Pero lo importante, en términos de consideracion justa es RECONOCER el conocimiento que la gente ya tiene, y las prácticas que ya desarrollan, para poder incidir sobre ellas si fuera necesario.

VI CONGRESO SAF “Experiencia de la crisis, crisis de la experiencia.” 22-24 mayo 2013, Univ. Carlos III, Madrid

http://www.safil.info/congresosaf6/

Presentada la comunicación: “Ética ecológica y crisis existencial. De José Ortega y Gasset a la modernización ecológica”

Disponible en: https://www.researchgate.net/publication/236898231_tica_ecolgica_y_crisis_existencial._De_Jos_Ortega_y_Gasset_a_la_modernizacin_ecolgica?ev=prf_pub