El chascarrillo de Feynman
«…el filósofo es el hombre alerta en el absoluto dentro de las ideas, que son también una selva indómita y peligrosa.»(Ortega, O.C., T. VI, p. 333)
¿Turistas o exploradores?
Me recordaba ayer un catedrático de Ciencias Naturales -condescendientemente- aquella famosa cita del físico teórico norteamericano Richard Feynman (1918-1988):
«Scientists are explorers. Philosophers are tourists»
Por el contexto de nuestra conversación (breve, epistolar y con mi pleitesía por adelantado) creo que no era del todo necesario, y no me lo he tomado bien. Supongo que su objetivo no era enojarme, sino recalcar de nuevo esa accesoria línea que escinde la metafísica de la epistemología, con superioridad. Bien por él. Dejo por escrito algunas cosas que no le voy a decir.
Si nos ponemos en semejantes tesituras, sostendría que la evolución de la ciencia y de la filosofía ha de ser necesariamente conjunta: por ejemplo desde los griegos como Tales de Mileto, o de forma más evidente Aristóteles, etc.
Pero también se me ocurren algunas apostillas para el chascarrillo de Feynman:
Qué sería de los científicos sin los mapas preliminares que, en su ‘turisteo’, les proporcionan los/as filósofos/as.
Qué sería de los científicos –y del mundo- sin las brújulas al estilo de la ética en las que generosamente gastan su vida algunos/as filósofos/as.
¿Pueden estar seguros los exploradores científicos de la certeza de su mapa?
En rigor -o, al menos, respecto de la primera y la última pregunta (¿de dónde venimos y a dónde vamos?)- está más que claro que no:
«…el mapa no es el territorio.»
En mi caso, me contentaré con un ser un turista filosófico de mundos a los que, sospecho, jamás podrán llegar los científicos exploradores -siempre ataviados con una inmensa trastería empírica. Por lo demás, ¿quién dijo que ser turista fuera fácil? En última instancia, el turista tan sólo dispone de las rutas trazadas por los mapas de los exploradores. Ahí fuera debe haber un mundo o mundos interminables.
Phrontisterion 2934 